La historia de Pascual Construcciones es una de esas que parecen sacadas de una novela. Andrés Pascual llegó a Argentina con apenas cuatro años, escapando de una España en guerra civil junto a su familia. Era 1951 y Rosario se convertiría en su nuevo hogar. En esa tierra forjada por inmigrantes, Andrés creció en la humildad de un hogar trabajador y, con apenas dieciocho años, ya había perdido a sus padres. Sin una educación formal, y con pocas oportunidades, Andrés se lanzó a la vida dispuesto a hacer lo que fuera necesario.
Durante años probó suerte en distintos oficios. Fue cadete en una sastrería, obrero de Agua y Energía, taxista, y hasta emigró a Estados Unidos, donde lavó copas en hoteles de Los Ángeles. Al regresar a Rosario, continuó buscando su rumbo. Tras asociarse en un bar-restaurante, sufrió una traición que lo dejó sin capital, pero no sin esperanza. En ese momento, su amigo Antonio Manescalvo le sugirió un camino impensado: el negocio inmobiliario. Y fue esa idea la que cambiaría su vida para siempre.
El comienzo de un sueño
En 1974, Andrés fundó la inmobiliaria Andrés Pascual & Cía., impulsado por el deseo de crear algo propio. Antes de finalizar la década del 70, ya se había dado cuenta de que si bien le gustaba el rubro inmobiliario, lo suyo además era la construcción. Así fue que pasó a invertir su escaso capital en pequeños terrenos para edificar.
Al principio, construyó pequeños edificios de tres o cuatro pisos, haciendo contactos y ganándose la confianza de quienes veían en él a un hombre íntegro y comprometido. Su vida personal también florecía: en 1975 se casó con Graciela, y poco después nacieron sus hijos, Gonzalo y Fernando. De la unión de ambos nombres surgió “GonFer”, nombre que Andrés eligió para varios de sus primeros edificios.
La empresa creció a paso firme, pero los desafíos no tardaron en aparecer. A finales de los años ochenta, la hiperinflación en Argentina amenazó con destruir años de esfuerzo. Sin embargo, Andrés, en lugar de rendirse, decidió reducir costos y adaptar su estructura para mantener la empresa a flote. Esa decisión, que entonces parecía riesgosa, fue el pilar que sostuvo a Pascual Construcciones hasta tiempos mejores. En los años noventa, la empresa alcanzó nuevas alturas, literalmente, construyendo edificios de hasta diez pisos e incursionando en locales comerciales y viviendas familiares.
La herencia de una visión: calidad, arte y diseño
En 2002, su hijo Gonzalo, ya ingeniero, se incorporó a la empresa, y dos años después lo hizo Fernando, arquitecto. Esta segunda generación trajo consigo una visión renovada y una profesionalización que consolidaría a Pascual Construcciones como un referente en Rosario. En 2013 decidieron darle un nuevo aire a la empresa cambiando la imágen y nombre a Pascual Construcciones, y ya en 2015 comenzaba un nuevo capítulo: los edificios no serían solo estructuras habitables, sino obras de arte en sí mismas. Cada nuevo desarrollo incorporaría murales, integrando arte y arquitectura para darle identidad propia.
Así nacieron proyectos emblemáticos como la Torre Mirador, una torre premium que revitalizó el barrio Pichincha y ofrece vistas inigualables hacia el río, y el edificio Howo, el primero en Argentina diseñado y pensado para alquileres temporarios y decorado con once murales únicos seleccionados a través de un concurso nacional. Howo es un “edificio museo”, una obra de arte viviente que se gestó en colaboración con renombrados artistas, entre ellos Milo Lockett y Martín Ron, que lo convierte en un símbolo del compromiso de Pascual Construcciones con la cultura y el arte.
Construir el futuro, honrar el pasado
Andrés Pascual falleció en 2018, pero dejó un legado que va más allá de los edificios que construyó. Hoy, Gonzalo y Fernando, junto a un equipo diverso de arquitectos, ingenieros, especialistas en áreas administrativas, marketing y comerciales, llevan adelante su visión. Cada miembro de Pascual Construcciones comparte el compromiso de crear no solo viviendas, sino espacios que celebren el arte, la comunidad y el diseño.
El contexto actual no es fácil. La pandemia y las crisis económicas han golpeado al sector, pero en lugar de retroceder, Pascual Construcciones sigue avanzando. La empresa ha invertido en nuevos terrenos y está planificando proyectos de más de 6000 m², con la meta de aumentar significativamente la cantidad de metros cuadrados construidos y consolidarse como un referente en la región. Los próximos pasos implican forjar alianzas estratégicas que fortalezcan su posicionamiento, construyendo edificios que no solo embellezcan Rosario, sino que lo redefinan.
Un compromiso con el mañana
Pascual Construcciones se ha convertido en un símbolo de esfuerzo, creatividad y visión. Cada proyecto es un tributo a Andrés Pascual, un hombre que transformó la adversidad en oportunidades, y a una familia que continúa su legado. La historia de Pascual Construcciones no es solo una historia de éxito empresarial; es una historia de perseverancia, de amor por la ciudad, y de un compromiso con el futuro. Gonzalo, Fernando y todo el equipo de Pascual Construcciones están decididos a seguir construyendo un legado que perdure, que inspire y que transforme el horizonte de Rosario.