Las Sociedades de Responsabilidad Limitada (SRL) suponen la opción sólida para minimizar riesgos en inversiones inmobiliarias. Su transparencia protege contra gastos inesperados y permite a los inversores eludir responsabilidades legales y económicas.
A la hora de invertir en el mercado inmobiliario, es esencial evaluar cuidadosamente las opciones disponibles para minimizar riesgos y maximizar beneficios. En este sentido, las Sociedades de Responsabilidad Limitada (SRL) con amplia trayectoria y solvencia en el mercado han demostrado ser una estructura empresarial altamente transparente, sólida y eficiente para reducir el riesgo de inversión.
Una SRL es una herramienta legal que permite el desarrollo de la actividad empresarial de forma transparente, donde los socios invierten capital y responden con él a las obligaciones de la firma. En estructuras como el fideicomiso, quien esté interesado en adquirir una propiedad ingresa en calidad de fiduciante, y se expone al riesgo de las decisiones buenas o malas que asuma el administrador fiduciario.
Por eso se afirma que el principal capital de una SRL que se dedique a la construcción y comercialización inmobiliaria radica en su confiabilidad y experiencia. Elegir una empresa sólida y solvente permite prescindir de asumir el riesgo por el curso de la construcción y garantizarse estándares de calidad deseados.
Uno de los mayores riesgos en la inversión inmobiliaria es la posibilidad de enfrentar gastos extras o incluso demandas judiciales que puedan surgir durante la construcción. En este sentido, una SRL ofrece una protección significativa al responder con sus propios activos, sin perjudicar a los compradores, quienes están exentos de toda responsabilidad legal o económica.
El reconocido abogado corporativo, Lisandro Hadad, describió de la siguiente manera las diferencias entre un fideicomiso y una SRL: “Una sociedad es una persona jurídica. Es decir que para el derecho es una persona, como lo es una persona física. Y como tal debe responder por todos sus derechos y obligaciones. Una constructora constituida como una SRL construye con la misma persona distintos proyectos, y si en alguno de sus desarrollos recibe alguna demanda o debe enfrentar alguna erogación imprevista, responde con todo su patrimonio. Por el contrario, el fideicomiso es un patrimonio de afectación, y responde a sus obligaciones solamente con el patrimonio afectado a la hora de la constitución del mismo”.
“La seguridad en la inversión dependerá de la solvencia de quien construya. Cuando un comprador elige adquirir un inmueble a través de una constructora, sabe que tiene todo el respaldo de la empresa para responder a sus obligaciones. En cambio, cuando la compra se hace mediante el ingreso a un fideicomiso, sólo se ve involucrado el capital de ese fideicomiso y no necesariamente el de la empresa vendedora”, explicó Hadad.
En conclusión, invertir en una Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) con trayectoria y solvencia, como lo es Pascual Construcciones, se muestra como una sólida estrategia para mitigar riesgos en el mercado inmobiliario. La transparencia, eficiencia y experiencia posicionan a la empresa como una alternativa atractiva para los inversores que desean participar en proyectos sin asumir las responsabilidades del proceso, a diferencia de otras opciones como el fideicomiso. Optar por una constructora experimentada como Pascual, es un paso sensato hacia la maximización de beneficios y la reducción del riesgo asociado a las inversiones inmobiliarias.
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